Hoy miré a la gente,
detenidamente,
la vi pestañear.
Unos más de prisa,
otros cada tanto
pero todos igual.
Sangres diferentes,
mundos en las mentes,
sólo vi su piel.
Con o sin lunares,
nos toca y roba huellas
a todos el mismo aire.
Buscando miradas ajenas,
otras risas, otras penas,
viaja la soledad.
Mil rincones en la ciudad,
y a todos nos desabriga
el sol sin piedad.
Ni el oro ni la suciedad
impregnados en las manos
nos salvan del dolor.
Late a destiempo,
con propia destreza,
la misma esencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario