lunes, 24 de noviembre de 2008

Cuento nº1

No voy a empezar a escribir con había una vez.
Simplemente porque no sucedió una vez, sino muchas y repetidas veces, en sus sueños desesperados.
Los sueños de una muchacha entristecida por los arañazos del pasado.
Era otoño y se perdía en ese laberinto traicionero adherido en lo más profundo de su mente; sentada contra un árbol de la plaza más impredecible. Miraba el suelo y arrancaba pasto, cortando cada hojita en dos y después en dos y después en dos.
Sentía la necesidad de agarrar algo, aunque fueran sus propias rodillas; tenía los brazos muy livianos, tantas lágrimas habían corrido por las líneas de la palma de sus vacías manos, tantas noches había pasado refregándose los ojos con las yemas de sus dedos.
Un cálido día, que en realidad fueron muchos, alguien acarició su cabello y la remontó a paraísos inexplicables. Él, suave y tibio, derramaba ternura. A pesar de las adversidades, parecía limpiar por completo sus heridas en cada respiro. Como intentando volver a empezar permanentemente. Algo los cruzó, quizás el destino, la plaza, el tiempo, el clima.
Sin muchas palabras ni grandes actos de expresividad, supieron complementarse.
No fueron felices para siempre; siempre hay desdichas por más mínimas que sean.
Y con respecto a las perdices...no, no comieron. A ella no le gustaban y él la respetaba tal cual era.



Valentina

domingo, 23 de noviembre de 2008

Suele suceder.

- "¿Quién te condiciona, pequeño ser de los pantanos?
Date aire, no seas tan cobarde.
No te ates de manos, pies y boca.
Permitite ser feliz, un poquito feliz.
Mirá cómo estás... sin sonrisas, sin expresiones.
¿Hace cuánto que no abrís tus alas?
¿Hace cuánto que no le regalás amor a otro ser?
¿Cuánto hace ya de tu última caída?
Levantante, aunque creas ser insignificante.
Parate y volá, como vos sabés hacer.
Respirá hondo y cantá, como bien te han enseñado.
Tanto tiempo acumulando miel en tus manos,
para no endulzar a nadie con caricias...
Tantas noches buscando motivos, consuelo en las estrellas.
Tenés que vivir por vos.
No me digas que no tenés presente,
que tenés el cuello atado al pasado;
que te preocupa y aterra el futuro.
Intentá crear un hoy, como puedas, por favor.
Cerrá los ojos, volvé a nacer, cometé errores,
pero hacelo por vos..." - me dije mirándome al espejo con lástima.