jueves, 7 de octubre de 2010

Sólo un punto (el punto final)

No existe una hora, ni media, ni un cuarto, en que pueda evitar pensar acerca de aquello que intento descubrir, que me aqueja y derrumba, que me suelta ciega en el fondo del mar, que me hace subir cual burbuja asustada; aquello sin lo cual no dormiría con un ojo abierto, pensando palabras para cazar tiempo, a dos manos y dos pies, tirando de la soga de algún sentimiento tan pasado que no recuerdo; y sin hallar ese momento para evadir esto que cuento, sigo andando por calles de viento, perdiendo el equilibrio, soltando el trapecio.

La caricia

El índice, gota de limón en la sien izquierda
y como beso de seda, el pulgar de adentro hacia afuera
contornea las pestañas cerradas.
La palma, damasco, miel en la mejilla
se derrite hasta el mentón tejiendo hilos claros,
mezclando dedos perdidos
con sueños caídos
de hombres despiertos
que parecen marchitos.

domingo, 3 de octubre de 2010

Pregunta

¿qué hago con este presentimiento de soledad eterna,
el alma vacía y el correr de la sangre pausado
en aquel, ya efímero momento,
el último en el que me sentí algo,
algo más que nada,
al menos mirada?

viernes, 1 de octubre de 2010

Me temo que es mi vacío lo que te ahuyenta,
lléname.
Lléname de horas,
siéntate.
No te vayas sin dejarme un sol,
encandílame.
Encandílame para siempre,
enceguéceme.
No me dejes ver tu puerta cerrarse,
cúbreme.
Quiebra mis angustias,
sonríeme.
Esto soy yo,
quédate.