martes, 17 de junio de 2008

Nuestro aquello.

Y a pesar de todo, aún se me ocurren cosas como ésta


Todo el tiempo te me desprendes del alma,
no entiendo, no entiendo este destino.
Nos dimos todo, sonrisas eternas, besos que hablaban

No te hubiera soltado la mano nunca en mi vida,

te cuidaría el corazón, los pies, el pelo.
Tus señales eran tormentas de felicidad,

no llegué a darte todo lo que tenía adentro,

no pude abrir el baúl de mi alma. Había tantas cosas.
Palabras, besos, abrazos, música, hasta animales tenía guardados.

En mi río el resto de los peces se va muriendo;
estás ahí. Flotando como el irupé.

Desnudaría todos tus secretos, tu piel.

Mis manos no te alcanzaron, no te llenó el alma mi amor.

Tus motivos no me alcanzan, me llenaba el alma tu amor.

Dejé todo en tu cuello de almendras, nada me queda.

Y si todavía tengo aire, suspiros, latidos,

es porque de a ratos tus ojos se dignan a mirar para este lado.

Éramos otros, éramos aves.

Mi vida pende de un hilo,
mi vida es esto, mi vida es nuestro esto.

Perdón, nuestro aquello.





* irupé

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